El complejo sistema de clasificación a la Copa Libertadores 2026, que combina la tabla anual de puntos y la obtención de títulos, ha generado una situación inusual en el fútbol argentino: el equipo de **River Plate** se encuentra en una posición en la que sus aspiraciones de clasificación directa o por la vía de la tabla dependen, paradójicamente, de que su clásico rival, **Boca Juniors**, logre consagrarse campeón en el torneo actual.
El Intrincado Sistema de Clasificación
La posibilidad de que River necesite una victoria de Boca se debe a que la obtención de ciertos campeonatos otorga cupos directos al torneo continental. Si Boca Juniors logra ganar el Torneo Clausura (o la Copa Argentina, dependiendo del contexto exacto del artículo), se liberaría un cupo adicional en la tabla general de la temporada, la cual es la otra vía de acceso al certamen. Al estar River bien posicionado en dicha tabla, el cupo «extra» que se corre por el campeón beneficiaría directamente al conjunto Millonario.
En este escenario, el cupo que le correspondería a Boca como campeón, al ya haber asegurado su clasificación por otra vía o por tabla, pasaría al siguiente equipo mejor ubicado en la tabla anual que no tenga aún su boleto. River Plate se encuentra en esa línea de espera, haciendo que el éxito de su archirrival se convierta en una necesidad indirecta para sus propios objetivos continentales de cara al 2026.
Impacto y Expectativa en River
Esta situación generó comentarios y análisis en el entorno de River, donde la hinchada se enfrenta al dilema de tener que alentar, aunque sea de manera silenciosa, un buen resultado de Boca en las instancias decisivas. Los resultados deportivos del rival, históricamente motivo de preocupación, ahora son analizados con calculadora en mano por el cuerpo técnico y la dirigencia, que saben que un título de Boca podría allanar el camino a la Copa Libertadores. La necesidad de clasificar a la copa es primordial, dada la importancia económica y deportiva del torneo.
