La posible eliminación de las retenciones a la exportación de carne responde a una lógica fiscal y geopolítica. Desde el punto de vista económico, busca dinamizar la cadena de valor ganadera y generar incentivos a la producción, en un contexto donde el ingreso de divisas es crucial. Además, posiciona al país como proveedor competitivo en mercados internacionales clave, especialmente en momentos donde algunos competidores enfrentan restricciones sanitarias o comerciales.
A nivel interno, esta medida también actúa como una herramienta de diálogo político con el sector agropecuario, históricamente enfrentado con el Estado por políticas intervencionistas. Al avanzar con una baja impositiva selectiva pero simbólica, el Gobierno busca construir confianza, atraer inversiones al interior productivo y consolidar un bloque de apoyo estratégico en zonas rurales, clave para la estabilidad política y económica a mediano plazo.
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