Canadá enfrenta uno de los brotes de sarampión más graves de los últimos años, superando en casos confirmados a Estados Unidos a pesar de tener una población menor.
La provincia de Alberta se destaca como el epicentro de la epidemia, con la tasa más alta de contagios per cápita en toda Norteamérica. Ontario también registra un gran número de casos desde finales de 2024. Gran parte de los afectados pertenecen a comunidades con bajas tasas de vacunación, como algunas comunidades menonitas y amish.
Este brote ha tenido consecuencias trágicas, incluyendo la muerte de un recién nacido infectado durante el embarazo, además de hospitalizaciones y complicaciones graves en niños pequeños.
La caída en los niveles de vacunación, impulsada por movimientos antivacunas y la desinformación, ha debilitado la inmunidad colectiva, facilitando la rápida propagación del virus. Expertos advierten que la región podría perder la condición de eliminación del sarampión si no se adoptan medidas urgentes.
Las autoridades sanitarias canadienses han reforzado las campañas de vacunación y concientización para contener la epidemia, instando a la población a mantener al día sus inmunizaciones y a seguir las recomendaciones oficiales. La vacuna triple viral es la principal herramienta para prevenir el avance del sarampión.
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