China se encuentra bajo creciente presión internacional debido a sus exportaciones a bajo costo y la excesiva capacidad productiva en su sector industrial. Estas condiciones han generado preocupaciones entre sus principales socios comerciales, que argumentan que las prácticas comerciales chinas distorsionan los mercados globales y afectan la competitividad de sus propias industrias.
La sobrecapacidad industrial en China, especialmente en sectores como el acero, el cemento y la fabricación de productos básicos, ha llevado a una producción que supera ampliamente la demanda interna y externa, lo que impulsa la venta de excedentes a precios muy bajos en el mercado internacional.
Esta situación ha provocado tensiones comerciales con países que acusan a China de dumping y subsidios excesivos, y que buscan imponer medidas para proteger sus industrias locales, incluyendo aranceles y restricciones comerciales.
Por su parte, China sostiene que sus políticas son necesarias para mantener el crecimiento económico y el empleo en regiones industriales clave, y que sus exportaciones contribuyen a la cadena global de suministro.
La comunidad internacional continúa buscando un equilibrio para evitar que estas dinámicas afecten negativamente el comercio global, fomentando negociaciones y acuerdos que promuevan la competencia justa y el desarrollo sostenible.
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