Los resultados preliminares de la autopsia revelaron que Gabriela Arací Barrios murió por asfixia debido a estrangulamiento. Este hallazgo ratifica que su deceso no fue accidental o casual, sino provocado mediante suplementación de presión externa en el cuello.
A pesar de esta confirmación forense, el fiscal a cargo del caso, Marcelo Soto, todavía no ha decidido si cambiará la carátula de la causa de homicidio a femicidio. En su decisión se evaluarán la relación entre la víctima y el principal sospechoso, así como otros elementos de contexto.
El hallazgo del cuerpo en un pozo negro dentro de la vivienda del imputado Jesús Salvatierra, junto con indicios de comunicaciones previas entre ambos y pruebas recolectadas en el operativo, podrían aportar los antecedentes necesarios para justificar la modificación de la tipificación legal.
En las próximas etapas se espera que se incorporen los dictámenes finales del laboratorio forense, los informes del análisis de teléfonos y otras pericias digitales, y el cotejo de testimonios. Con esta base técnica, la fiscalía definirá la estrategia procesal y la acusación formal.
Este avance forense genera una nueva tensión política y judicial en la causa. La expectativa social exige que la calificación final refleje no solo la gravedad del hecho, sino también el componente de género presente en el contexto del crimen.
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